TEXTO :: ELENA VIÑAS :: DV_26.6.04
Durante más de medio siglo unió la capital guipuzcoana con diversas localidades de la provincia, realizando un pintoresco trayecto de 11 kilómetros en los que se incluía un total de 29 paradas en estaciones y apeaderos. En apenas una hora, el ferrocarril de San Sebastián-Hernani, uno de los primeros tranvías eléctricos del país, completaba ese recorrido.
Javier Miguel, un auténtico enamorado de los ferrocarriles, rescata del olvido esta línea a través de una exposición que conmemora el centenario de su puesta en marcha y que permanecerá hasta el 24 de julio en el Centro Cultural Ernest Lluch. En ella pueden contemplarse diversas maquetas fabricadas por el propio Javier Miguel, entre las que destaca una reproducción a escala del tranvía n° 51, también llamado «el de la despedida», por tratarse del automotor elegido para circular por última vez el 29 de febrero de 1958, poniendo fin a 55 años de historia.
«Mi intención era rendir un homenaje al tranvía y a los ocho o nueve chóferes e interventores que aún viven. Es una pena que nadie se haya preocupado de recordarlos, ni a ellos ni a este tren que funcionó a las mil maravillas», comenta Javier Miguel, quien ha dedicado los últimos cuatro años a investigar todo lo relacionado con su historia.
Numerosos testimonios
«Ni sé las horas que he pasado en hemerotecas y fototecas buscando información. Tengo que agradecer a mucha gente el que haya colaborado, sobre todo personas mayores. Con su testimonio he podido enterarme de cosas que no sabía, pues la mayor parte del material desapareció en un incendio, en el que se quemaron fotos, trajes... y el resto, en el traslado efectuado cuando la compañía fue absorbida por Interbús de Hondarribia», señala.
La ayuda de algunos trabajadores ya jubilados y de otros aficionados, como Rafael Lizeaga o Andoni Idiazabal, ha sido decisiva para que Javier Miguel se embarcaba en la aventura de reproducir dos tramos del trayecto del ferrocarril San Sebastián-Hernani. Por un lado, el del viaducto mixto de Ergobia. Y por otro, las cercanías del apeadero de Loyola. «Lo hice casi todo de memoria y con lo que me contó algún abuelete, como Julían regente del Bar Americano», confiesa este apasionado del miniaturismo.
El trayecto en imágenes
La muestra se completa con una colección de más de sesenta fotografías en blanco y negro que invitan al visitante a revivir el viaje que el tren realizaba desde la calle Peñaflorida a la plaza Venta Berri de Hernani, pasando por Txomin Enea, Arrobitxulo o Anziola. Las instantáneas recogen multitud de momentos congelados para siempre en papel. Ese es el caso de la colocación de traviesas y carriles, los rostros de pasajeros anónimos o el estado de deterioro final de las instalaciones que poco a poco acabaron por desaparecer. Junto a estas fotos pueden leerse varios artículos de prensa, breves capítulos de una novela escrita a base de noticias, cuyo desenlace se vivió con una mezcla de nostalgia y alegría. Tampoco falta una selección de las herramientas utilizadas en la época, así como otras maquetas de trenes y estaciones e incluso, cuatro billetes «únicos» que en otro tiempo permitieron desplazarse a los donostiarras fuera de la ciudad.
DATOS
► Maquetas: La muestra presenta una reproducción del automotor n° 51 y de dos tramos del trayecto que cubría el tranvía San Sebastián-Hernani, junto a otras maquetas de trenes guipuzcoanos de vía estrecha realizadas por Javier Miguel.
► Fotografías: Más de 60 imágenes en blanco y negro reflejan el recorrido de 11 kilómetros llevado a cabo durante 55 arios.
► Herramientas: Se han recopilado diversos instrumentos confeccionados en madera y hierro, cedidos por el Caserío Patxillardegi
Javier Miguel, un auténtico enamorado de los ferrocarriles, rescata del olvido esta línea a través de una exposición que conmemora el centenario de su puesta en marcha y que permanecerá hasta el 24 de julio en el Centro Cultural Ernest Lluch. En ella pueden contemplarse diversas maquetas fabricadas por el propio Javier Miguel, entre las que destaca una reproducción a escala del tranvía n° 51, también llamado «el de la despedida», por tratarse del automotor elegido para circular por última vez el 29 de febrero de 1958, poniendo fin a 55 años de historia.
«Mi intención era rendir un homenaje al tranvía y a los ocho o nueve chóferes e interventores que aún viven. Es una pena que nadie se haya preocupado de recordarlos, ni a ellos ni a este tren que funcionó a las mil maravillas», comenta Javier Miguel, quien ha dedicado los últimos cuatro años a investigar todo lo relacionado con su historia.
Numerosos testimonios
«Ni sé las horas que he pasado en hemerotecas y fototecas buscando información. Tengo que agradecer a mucha gente el que haya colaborado, sobre todo personas mayores. Con su testimonio he podido enterarme de cosas que no sabía, pues la mayor parte del material desapareció en un incendio, en el que se quemaron fotos, trajes... y el resto, en el traslado efectuado cuando la compañía fue absorbida por Interbús de Hondarribia», señala.
La ayuda de algunos trabajadores ya jubilados y de otros aficionados, como Rafael Lizeaga o Andoni Idiazabal, ha sido decisiva para que Javier Miguel se embarcaba en la aventura de reproducir dos tramos del trayecto del ferrocarril San Sebastián-Hernani. Por un lado, el del viaducto mixto de Ergobia. Y por otro, las cercanías del apeadero de Loyola. «Lo hice casi todo de memoria y con lo que me contó algún abuelete, como Julían regente del Bar Americano», confiesa este apasionado del miniaturismo.
El trayecto en imágenes
La muestra se completa con una colección de más de sesenta fotografías en blanco y negro que invitan al visitante a revivir el viaje que el tren realizaba desde la calle Peñaflorida a la plaza Venta Berri de Hernani, pasando por Txomin Enea, Arrobitxulo o Anziola. Las instantáneas recogen multitud de momentos congelados para siempre en papel. Ese es el caso de la colocación de traviesas y carriles, los rostros de pasajeros anónimos o el estado de deterioro final de las instalaciones que poco a poco acabaron por desaparecer. Junto a estas fotos pueden leerse varios artículos de prensa, breves capítulos de una novela escrita a base de noticias, cuyo desenlace se vivió con una mezcla de nostalgia y alegría. Tampoco falta una selección de las herramientas utilizadas en la época, así como otras maquetas de trenes y estaciones e incluso, cuatro billetes «únicos» que en otro tiempo permitieron desplazarse a los donostiarras fuera de la ciudad.
DATOS
► Maquetas: La muestra presenta una reproducción del automotor n° 51 y de dos tramos del trayecto que cubría el tranvía San Sebastián-Hernani, junto a otras maquetas de trenes guipuzcoanos de vía estrecha realizadas por Javier Miguel.
► Fotografías: Más de 60 imágenes en blanco y negro reflejan el recorrido de 11 kilómetros llevado a cabo durante 55 arios.
► Herramientas: Se han recopilado diversos instrumentos confeccionados en madera y hierro, cedidos por el Caserío Patxillardegi